ORACIÓN POR LOS CORRECTORES ORTOTIPOGRÁFICOS


Tal vez estemos presenciando el ocaso de la ortografía unificada tal como la conocíamos hasta ahora. Incluso la RAE se ha vuelto blanda y ahora solo/sólo hace recomendaciones, no vaya nadie a sentir limitada su libertad de expresión en internet, esa plataforma que ha vuelto a popularizar la letra escrita, porque ningún ciudadano resiste la tentación de hacer comentarios racistas en el 20minutos. Internet ha logrado que personas que hace veinte años apenas leían/escribían, hoy lo hagan a diario. The point is how. Tiene cierto interés antropológico el fenómeno mediante el cual se mezclan las secuelas indelebles de la educación pública con la necesidad simiesca que tienen los individuos de explicitar su origen sociocultural a toda costa. Es decir, todos los ciudadanos no adolescentes que ocupan el espacio público uniformados según su ideología/grupo-sociocultural, es lógico que frente a un ordenador necesiten tunear también su palabra escrita, volverla distintiva, reflejo de las idiosincrasias de su grupo social o de su estado emocional: DICIENDO QUE ESTÁN ENFADADOS, k son d1 barrio d los mas txungo, o que están muy orgullosos de su Título de Instalador Eléctrico Obtenido En La UPV.  En el fondo, tratar de estandarizar estas expresiones sería como ir corrigiendo con boli rojo los grafitis que se encuentran en las ciudades. Lo non-standard puede proliferar sin peligro en la periferia de una norma bien asentada. Claro que una comienza a dudar de que ésta/esta exista cuando ya ni siquiera los diarios nacionales se libran de cometer faltas ortográficas dignas de un niño disléxico de primaria. Ayer mismo encontré en Público una preposición “ha” y un “hechó” en quince minutos de lectura. Y esto no es lo peor. Los libros de psicología de la UNED, 60 euros cada volumen, redactados por los miembros del equipo docente de cada asignatura y de compra obligatoria, tienen erratas, faltas ortográficas, puntuación caótica y un uso desenfadado de las mayúsculas: “el Estudio de la Neurología es de suma importancia…” Tras contar en el primer libro de Elvira Navarro, “La ciudad en invierno” –que mis profesores sin duda hubieran titulado “La Ciudad en Invierno”- 25 oraciones en las que la copulativa “y” aparecía precedida por una coma, llegué a la conclusión de que al final, todo guarda relación con la crisis. Porque la crisis es la única explicación razonable de que España haya decidido defenestrar la figura del corrector textual. Es curioso que esto ocurra precisamente en la época del Photoshop, cuando todo es corregido y mejorado a posteriori. Es curioso que al pagar 20 euros por un libro estemos alimentando libreros, transportistas, repartidores, diseñadores gráficos…pero no correctores.
Let’s launch a campaign: APADRINA UN CORRECTOR: porque nadie está obligado a conocer tu verdadero nivel de estudios.
Debería agregarse una nueva disposición a la Ley Sinde: que no sólo/solo clausuren páginas que vulneren los derechos de autor, sino también aquellas que atenten contra el honor de nuestra lengua patria. Se crearía una comisión de ciber-correctores rabiosos, de orto-sabuesos, para la tarea. Y delinquir pasaría a escribirse con k.
Lo mejor de la antología de Lolita Bosch sobre literatura mexicana contemporánea – Hecho en México, Mondadori, 2007 – es, además del texto de Luis Alberto Crosswhite, que incluye canciones de Paquita la del barrio y esta popular que versiona Café tacuba, muy poco ortográfica y que enlazo para equilibrar el tono de este post:

Si no conocen a Paquita, no pueden perderse esto:

P.D. Lo malo de escribir un post quisquilloso como éste es que llevo quince minutos buscando erratas, no sea que venga alguien a decirme eso de it takes one to know one. O que para ser purista debería dejar de emplear anglicismo continuamente. En fin. Yo no soy correctora. Just for the record.

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